viernes, 9 de noviembre de 2007

Con poco...Logró 3 puntos



En los primeros minutos, a los dos les costó encontrar el camino al área. Gimnasia, un poco más ambicioso, tenía la pelota pero no lograba inquietar. Lo de Racing, hasta ahí, era tibio como lo hecho por Erwin Avalos. El paraguayo parecía jugar al revés de Claudio López. Así, el Piojo muchas veces pudo desbordar pero pocas veces encontró alguien a quien asistir. En medio de esa mediocridad, Gimnasia pegó primero. Fue a los 22', cuando Batalla lo vio picar bien a Herrera. El punta le ganó las espaldas a su marca y cuando quedó mano a mano con Navarro, el arco se le cerró. El correntino le achicó el ángulo de tiro y lo obligó, entonces, a girar y cederla atrás a Piergüidi quien definió con mucha frialdad al primer palo, con un tiro suave y a media altura. El 1-0 agrandó al Lobo, que comenzó a llegar con peligro e incluso tuvo varias oportunidades para aumentar la ventaja. Pero los goles hay que hacerlos, no sólo merecerlos. Y Gimnasia no los hizo y Racing sí. En menos de diez minutos, la Academia lo dio vuelta con dos disparos desde lejos. El primero vino, para desconsuelo mayor de los hinchas triperos, a través de Nico Cabrera. El volante exigió a Cejas, que tras tapar el remate tuvo la mala fortuna de que la pelota, luego de pegar en el palo, le diera en su cuerpo y se metiera. Y el 2-1 fue como volver a ver al mejor Claudio López, ese que fue héroe en Valencia. El Piojo recogió un rebote afuera del área y sacó un latigazo que se coló contra el palo derecho de Cejas, que esta vez nada pudo hacer. Pareció que el entretiempo los volvió a enfriar a los dos. Pero Gimnasia mostró otra actitud. Así, pudo llegar al empate por intermedio de Escobar, quien reventó el travesaño. Y también Piatti casi logra el 2-2. La apuesta de Racing era clara: aguantar y salir rápido de contra para liquidar la historia. Pero la presión y el orden del Lobo no dieron tregua. Y recién en el final aparecieron los espacios. Y a siete del final se terminó el partido: Cabrera desbordó, otra vez, por la derecha y lo vio entrar solito al Piojo, que recibió, inclinó el cuerpo y definió con la cara interna del pie izquierdo, lejos del alcance del arquero.
Festeja la Academia y está bien. La victoria le servirá para trabajar con más tranquilidad de cara al final del Apertura y acallar las críticas. Ah, ahora se viene Independiente...