sábado, 4 de julio de 2009

Final con Triunfo

La serie, que se inició con tintes de terror, transitó por el género de suspenso y terminó con un epílogo abundante en felicidad. Porque Racing construyó su propia salvación de la Promoción y también su mejor desenlace luego de recorrer un camino espinoso, pero en el que en que cosechó pergaminos varios de la mano de Caruso Lombardi. Y con el triunfo de anoche tuvo la mejor coronación: además de lograr la mejor campaña desde el 2005, Racing volvió a dar vuelta un partido después de más de 20 meses (el 9 de noviembre del 2007 le ganó 3 a 1 a Gimnasia (LP).Hubo fiesta total. Se conjugaron dos valores para ello. El adiós al riesgo del descenso llegó junto con la enorme ilusión de los hinchas de que Caruso, el padre de la enorme levantada de la Academia en el campeonato, consiga en el próximo torneo apuntar al título o a meterse en alguna copa una vez que pueda elegir los refuerzos que pretende. Tomó un equipo disminuido futbolística y psicológicamente, potenció jugadores, le dio una identidad a Racing, les ganó a Boca y River, no cayó en ningún clásico, arrancará el torneo Apertura 2009 con un mejor puntaje que en el anterior (92). ¿Se les podía pedir más a este técnico y jugadores? Sí, que anoche cerrarán el semestre con una sonrisa, algo que hicieron sin perder la esencia que los llevó a reivindicarse. Más allá de que podrían haber jugado relajados tras haberse burlado de la Promo, lejos de demostrar esto, entendieron que había que seguir sumando porque el promedio no será gordo en el torneo venidero. Entonces, se vio un equipo con su espíritu intacto: luchador como siempre, sólido, aguerrido, difícil de superar en defensa. Y a esto le agregó una mayor tranquilidad, ya sin la presión de mantener la categoría, lo que le permitió no desesperarse con el prematuro gol de Newell's. Luego de unos primeros diez minutos de supremacía rosarina, comenzó a crecer hasta adueñarse de la pelota, del terreno y llegaba al arco ajeno con variantes: con centros, por abajo, con disparos desde afuera del área. No perdió la paciencia. Fue mucho más que la Lepra en sangre y en juego. Generó el "olé" de los hinchas en varias pasajes y tantos los jugadores como Caruso se fueron despedidos con una ovación. Bien ganada y merecida la tienen para irse a las vacaciones con la conciencia tranquila.