lunes, 1 de septiembre de 2008

Tres Puntos y Algo Más

Fue algo más que un simple triunfo el que logró ayer la Academia en el complicado estadio de La Paternal. Rompió rachas de todo tipo y color. Primero que nada hay que mencionar que logró la primera victoria del campeonato pero no solo eso, sino que además rompió una serie de 12 partidos sin éxitos fuera de casa (la última había sido en la fecha 16 del Apertura 07, 3 a 1 a Gimnasia en La Plata) y le ganó al Bicho por primera vez en el Diego Maradona (también marcó el primer gol en 4 presentaciones) en donde le cortó al local un invicto de nada menos que 17 partidos. Además de cortar rachas y series, el equipo del Chocho pudo ganar y sacarse, en cierta forma, el trago amargo que había significado empatar ante Independiente en el clásico tras haberlo dominado totalmente en los 90 minutos de juego.Por el envión del empate con gusto a más en el clásico, o porque a falta de figuras bueno es el sacrificio colectivo, o porque entendió rápido que sólo con esa garra y ese corazón será posible no repetir la pesadilla del año pasado, o por todo eso junto, Racing obró un milagro en La Paternal. O varios. No sólo el milagro de la multiplicación de la piernas para correr, meter y raspar hasta someter al rival. Sino, sobre todo, consiguió ese otro milagro de convertir un gol y ganar por primera vez en esa cancha tras cinco partidos con frustraciones. O, sin tantos detalles, sencillamente el milagro de ganar. En la ley de estos tiempos que le tocan vivir: poniendo todo.
Sin Maxi Moralez, y esa defensa que no extrañó la ausencia de Cáceres y tampoco dejó pasar ninguna visita al área de camisetas rojas, desde ahí atrás ganó confianza, Racing, pero lo bueno lo siguió modelando en la mitad de la cancha con el sacrificio y los botines filosos de Zuculini y Yacob. Donde Peñalba, Ortigoza o Mercier trataban de hacerse salida, enlace entre la pelota que venía de atrás y los puntas que esperaban adelante, ahí mismo cortó Racing. De raíz. Al límite. Y bastante más allá también, gracias a la permisividad de un Sabino que perdió el control del partido enseguidita, nomás. Para redondear el austero plan de Racing, que hoy sabe que para más no le da el sueldo, faltaba un gol. Y lo encontró la primera vez que un delantero pisó el área con intenciones serias, con ese movimiento veloz de González, rápido para buscar la segunda jugada cuando el remate de Lucero todavía no era un rebote infantil. Cuando lo fue, y el punta lo pescó, el plan cerró a la perfección.
Los minutos pasaban y todo seguía igual: el conjunto local iba pero no generaba demasiado peligro y la Academia apostaba a la contra. En los últimos 15 la Academia aguantó bien ya que el Bicho no volvió a inquietar a Gullotta, y luego de cinco largos minutos añadidos por Sabino el partido terminó y Racing se llevó los tres puntos. Tres puntos que renuevan la esperanza del hincha y que le otorgan una importante confianza al plantel y al Chocho. Si se quiere, se puede. Si se quiere, la promoción quedará bien lejos...