El factor suerte puede torcer un poco para allá o un poco para acá, pero no más. Sólo el tiempo, entonces, ubicará a Racing en esta escala. Consumido el primer cuarto del torneo, el balance numérico habla de un 33% de puntos obtenidos, cinco de 15: pocos para un equipo que necesita muchos porque así lo requiere la lucha anti-descenso. Sin embargo, la sensación térmica va a contramano y dice que este Racing de Llop se está acomodando y camina lento. El diagnóstico indica algunas certezas que deberá pugnar por superar, como la falta de gol. Y vaya que tendrá que esforzarse y aguzar los sentidos para conseguirlo, porque de los goles depende ganar o no. Por eso, en cierto modo, sólo empató con Tigre. Porque las que tuvo no supo resolverlas, al igual que tantas otras a lo largo de estos cinco partidos que lo tiene con apenas dos goles a favor, uno de ellos -ante Argentinos- con el que sumó por única vez de a tres. Pero, en tanto, va reforzando ideas y tratando de forzar realidades. Jugando por abajo, apostando a la agresividad para recuperar la pelota en campo rival aunque a veces se atolondre y pase del vértigo al torbellino. Interesante la posición de Maxi Moralez, con gran despliegue para aparecer por cualquier lado, pedirla siempre y buscar el desequilibrio. Lo mismo que el ir constante por las bandas de los volantes. Tigre -que pareció conformarse rápido con la igualdad en Avellaneda- lo padeció, en especial en la primera etapa. En la segunda parte Racing se taró y el tiempo que se agotaba le agotó las piernas. Encima, la roja a Mercado -cuatro minutos después que la de Castaño- apuró las tablas cuando Racing se predisponía a sacar provecho del hombre de más. Pero fue hasta donde pudo, hasta donde le dio el cuero. Mañana, quizá, dé un pasito más.
domingo, 14 de septiembre de 2008
Faltó el Gol
El factor suerte puede torcer un poco para allá o un poco para acá, pero no más. Sólo el tiempo, entonces, ubicará a Racing en esta escala. Consumido el primer cuarto del torneo, el balance numérico habla de un 33% de puntos obtenidos, cinco de 15: pocos para un equipo que necesita muchos porque así lo requiere la lucha anti-descenso. Sin embargo, la sensación térmica va a contramano y dice que este Racing de Llop se está acomodando y camina lento. El diagnóstico indica algunas certezas que deberá pugnar por superar, como la falta de gol. Y vaya que tendrá que esforzarse y aguzar los sentidos para conseguirlo, porque de los goles depende ganar o no. Por eso, en cierto modo, sólo empató con Tigre. Porque las que tuvo no supo resolverlas, al igual que tantas otras a lo largo de estos cinco partidos que lo tiene con apenas dos goles a favor, uno de ellos -ante Argentinos- con el que sumó por única vez de a tres. Pero, en tanto, va reforzando ideas y tratando de forzar realidades. Jugando por abajo, apostando a la agresividad para recuperar la pelota en campo rival aunque a veces se atolondre y pase del vértigo al torbellino. Interesante la posición de Maxi Moralez, con gran despliegue para aparecer por cualquier lado, pedirla siempre y buscar el desequilibrio. Lo mismo que el ir constante por las bandas de los volantes. Tigre -que pareció conformarse rápido con la igualdad en Avellaneda- lo padeció, en especial en la primera etapa. En la segunda parte Racing se taró y el tiempo que se agotaba le agotó las piernas. Encima, la roja a Mercado -cuatro minutos después que la de Castaño- apuró las tablas cuando Racing se predisponía a sacar provecho del hombre de más. Pero fue hasta donde pudo, hasta donde le dio el cuero. Mañana, quizá, dé un pasito más.

