domingo, 19 de abril de 2009

Luchó, Sufrió y Ganó

A ocho puntos de Vélez, único invicto, líder y firme aspirante a la corona del Clausura por riqueza de plantel y funcionamiento -aun intermitente-, Racing se le anima a la pretensión de figuración. Stop. Después de aquella paliza en Victoria sirvió para transformar a una formación a la que todos se le animaban en un cuadro desagradable, arte áspero al que no es grato enfrentarse.Banfield lo padeció, sobre todo en los primeros 20 minutos, cuando el local metía fricción en el medio, salía rápido a ocupar posiciones ofensivas y la defensa se alejaba de Migliore. Pero el gol prematuro, en el que mucho tuvo que ver esa voluntad para dejar la piel como jirones (Zuculini se raspó para recobrar una bola que se perdía por la banda derecha, y de ahí surgió la combinación Lucero-Lugüercio que acabó en el festejo), operó como anestesia, en un revival masoquista del duelo contra River, dos semanas atrás. Sin embargo, hubo dos diferencias: por la persistencia de dominio y frecuencia de llegadas, anoche padeció más que en el clásico. Falcioni había prometido garrote y no faltó a su palabra. Por despliegue de sus volantes y los metros que ganaban los defensores a sus espaldas, Banfield hacía una transición veloz y convertía en Migliore en un asunto insalvable. Al visitante no le sobra paño para la elaboración, pero más desnudo anda en la definición. La figura de Migliore es directamente proporcional, sin que esto suponga un menoscabo, a las deficiencias que Banfield mostró adelante. Hay, a la vez, un detalle que reconocerle a Racing: en estos tres triunfos encadenados, algo que no lograba desde el Apertura 2007, pocos rivales se le han plantado pie a pie a su arquero. El padecimiento ha tenido forma de pelota por aire y de remate lejano. Racing se multiplica en sus afanes, exhibe el milagro de la resurrección individual y colectiva (¿cuántos, como los ahora ovacionados Wagner y Aveldaño, habían sido desahuciados por Llop?), pero peca en su egoísmo. La elección de Caruso, la de la defensa extrema, no es tal. Difícil creer que al obsesivo de Richard se la escape la comprensión de los riesgos que supone pararse tan atrás. Lo que sí elige el DT, como ya se señaló ante River, es intérpretes inadecuados para ejecutar la contra. Jamás será Caballero el nueve que, por rapidez y exactitud, le sirva a Lugüercio como descarga. Y Lucero, con su liviandad, tampoco parece el volante apto para ese menester. ¿Y...? ¿En qué fecha toca con Vélez?
Después del tercer triunfo al hilo y de sacar 13 de los últimos 15 puntos se puede caer en el error de dar el paso más largo de lo que permite la pollera. Hay que serenarse y recordar que pasó menos de un año desde la Promoción que Racing tuvo que jugar para mantener la categoría y, aún más grave y fresco, hace unas fechas este equipo iba camino de reencontrarse con el mismo destino. Para el hincha es difícil contenerse y no espiar a Vélez, pero con sólo repasar este nuevo 1-0 es evidente que a los guerrileros de Caruso no les sobra nada. Otra vez jugaron el primer tiempo y, después, a la trinchera. La segunda parte es sólo luchar, sin la mínima esperanza de sacar una contra que termine con el sufrimiento. Deja crecer al rival, un defecto que parecía haberse corregido en Rosario. Pero éstos son apenas detalles.