domingo, 1 de marzo de 2009

Asi es Racing

Era, hasta el último instante, una noche para hablar del efecto Caruso. Para afirmar que ese shock que se buscó al contratar al "Fabbiani de los técnicos" había dado inmediatos resultados. Pero no... Toda la energía, el optimismo y las ganas (al fútbol habrá que esperarlo) que había contagiado el nuevo técnico, y que se traducían en una breve pero justa victoria sobre Argentinos, se fueron al tacho en el cierre. Un tacho al que Campagnuolo le levantó la tapa. Pero es inevitable no pensar que se trata de ese otro efecto, el efecto Racing, que ayer terminó diluyendo al aura motivadora del técnico debutante.Si, como parecía, Racing le ganaba a Argentinos, le iba a quedar mucho trabajo por hacer a Caruso. Pero con los tres puntos en el bolsillo, se sabe, la tarea resultaría menos penosa. Ahora, en cambio, al bajón de este empate con pinta de derrota, de dura derrota, hay que sumarle otro dato inquietante: quedó en zona de Promoción.Quedó claro también que en el fútbol no se puede patentar una fórmula para ganar, que no hay una ecuación de manual para conseguir puntos. Porque Vivas, que respondió a la lesión de Sabia, un defensor, agregando a un delantero (Abán), terminó logrando menos peso ofensivo con tres puntas que con su esquema original. En el 11 de arranque, Peñalba, en rol de enganche, hilvanaba juego. Pero cuando se metió de doble cinco, la idea se diluyó y hasta generó que el comienzo de Mercier, su socio como pivote, también se desdibujara.¿Y Racing? Desde los nombres, parecía la antinomía de lo que paraba Argentinos. Un defensor central de 4, otro de 8, otro de volante central... Y todo el protagonismo para la enorme figura de Lugüercio. Era el argumento ofensivo de Caruso, que como diferenciadores de la propuesta de Llop mostró mayor orden defensivo, despliegue superior para recuperar en la zona de volantes y una exacerbada utilización del centro como arma de ataque. Ante este repertorio, resultó irónica la forma en que llegó al gol. Fue una jugada digna de un equipo con sólidos fundamentos ofensivos. Mercado pasó al ataque, ensayó la pared con Sosa, el volante derecho, cambió el sentido del juego con otra pared, esta vez con González, y culminó su faena con el preciso centro (nada de cerrar los ojos y pegarle al arco) para el cabezazo de Lucero.Y en tren de ironías llegó lo del cierre. Que un Argentinos que usó casi todo el partido tres puntas llegara al gol así, con el error amateur. Cierto es que no fue falta a Pavlovich la que sancionó Furchi. Pero lo del arquero fue tan grotesco que no invita a discutirlo. Tanta previsión de Caruso se le hizo trizas por culpa del tipo al que le confió el puesto más sensible del equipo. Y... Así es Racing.