
Huracán le sacó un pescuezo con poquito. A pesar de las modificiaciones generosas en su nómina (sólo cuatro titulares de la temporada pasada), evitó el descontrol (Goltz, clave como sostén de la defensa), creció en orden con la reaparición de Barrientos y logró ventaja de la manera en que podía presumirse a partir de su debilidad en ataque. El gol de Cólzera, referencia permanente para el Globo, fue otro detalle de que en Racing no abunda madurez. Como hace una semana contra Lanús, la desventaja representa un drama para el que no existe remedio. Con 40 minutos por delante, Racing se resignó a una debilidad de ideas y espíritu que no le autorizan augurios de prosperidad. Si había que poblar el terreno cercano a Limia, el reemplazo de Sánchez Sotelo por Leandro González no fue la respuesta adecuada. Y si la urgencia de la suma habilitaba al recurso de los bochazos, la fórmula tenue a la que echó mano Racing aconsejan una terapia de grupo como blindaje de la confianza.A Racing las cuentas le salen mal. Ahí anda, multiplicando angustias, restando ilusiones, sumando traumas y dividiendo opiniones acerca de qué camino tomar.