domingo, 23 de marzo de 2008

Mas Leña al Fuego

Lo pinchan y explota. Viene golpeado. Rema y rema. Pero no puede sacarse de encima a ese maldito promedio. Ya no es cassette cuando desde adentro afirman que cada partido es una final. Ante tremendo panorama, la noche de Federico Beligoy no fue un chorro de nafta en una hoguera que crece día a día, sino un pozo petrolero. El árbitro se equivocó. Y mucho. El Clausura avanza. El descenso golpea las costillas. Perder tres jugadores en un suspiro fue demasiado. Cada tarjeta del juez abrió un abanico de duda. Hay tela para cortar. Porque las tres rojas fueron apresuradas: Matías Sánchez mal echado, Bastía también y ni hablar de Moralez. Para colmo, la suspensión por falta de garantías, algo que podría derivar en una quita de puntos, como lo establece el reglamento.El horrendo segundo tiempo de Beligoy no fue sino una continuidad de los errores que tuvo en el primero.Hasta que llegaron esos minutos en los que la noche se descarrió. Amonestó a Bastía por una supuesta infracción a Lazzaro. No era ni falta. La segunda tarjeta es válida. Pero el daño ya estaba hecho. Antes se había ido Sánchez, héroe en el primer gol, injusto villano por dejar con uno menos a sus compañeros. El árbitro acertó en la primera sanción para el pibe por un golpe a Moreno y Fabianesi, aunque la segunda es discutible. El volante fue a trabar con alma y vida una pelota con Galván. ¿Acaso no es correcto que vaya con firmeza a disputar un balón?A estas alturas, los hinchas de Racing estaban al borde de un ataque de nervios, al igual que los jugadores. Por esa locura colectiva, Moralez vio una amarilla por protestar. Y, casi sin respiro, el Enano recibió la roja: fue a luchar una pelota con Angeleri, puso el brazo ante el inminente choque, el balón le dio ahí y acomodó su trayecto. Cobrar la mano fue acertado?, expulsar al jugador, no: ni cortó un avance rival ni puso la mano para meter un gol. De ahí, la locura y la suspensión a los 32 minutos del segundo tiempo. Micó se fue sin hablar, los hinchas esperaron al árbitro en el playón, en una escena de tensión que recordó viejas épocas. Ahora, el futuro incierto. El partido se le daría por perdido y podría haber quita de puntos, como sucedió con Newell's en la temporada pasada.