lunes, 3 de septiembre de 2007

Empate


A Racing se le volvió a escurrir el triunfo de la mano y River le sentó otra vez en su banco la incertidumbre. Todo bajo la sombra fría y desdichada de un empate que les sirve de muy poco a estos dos grandes que andan buscando los caminos de la paz. De esta manera, el clásico más anciano del fútbol argentino, acabó en un 1-1 con tantas atracciones como mal juego en cada uno de los rincones. La apertura de Sava de penal y el empate de Lussenhoff de cabeza detallaron las estadísticas de un partido que seguramente se perderá en la bolsa de los historiales.Lo pudo ganar la Academia si acertaba alguna de las pocas contras que le ofreció el juego tras el fierrazo de Sava desde los 12 pasos. Aunque hay que advertir también que fue superior River por mejor volumen de juego pero no lo selló en la red. Entonces, anclados a medio andar, el punto que se llevaron cada uno de los equipos fue como un castigo que no hace más que raspar las ganas de disfrutar de triunfos memorables. Sin homenajes a la ilusión, Racing y River, volvieron a quedarse sin alegría.Hilario Navarro fue el primero en darle aires memorables al clásico. Su presencia achicando ante Falcao a los 2 minutos le sacó la primera ovación a la gente. Al rato fue Sava, otro que tiene lugares de privilegio en la marea racinguista, quien conmovió la tarde con un tiro alto que había amanecido como para ser gol. El vértigo siguió en celeste y blanco con una aparición de Pellerano que casi grita y luego con una gran combinación colectiva que Avalos desperdició por errarle al arco.River se asomó de nuevo al balcón académico. Hilario, encaminado al aplauso, pegó el portazo y le cerró la boca de nuevo a Falcao que desperdició un buen pase de Augusto primero y un cabezazo después. Ortega y Augusto también quisieron prepotear al arquero paraguayo, pero el intento solo sirvió para que se agrande el uno de Racing. Buenas chances en cada extremo del campo de juego, se acomodaban en medio de un juego que a pesar de los defectos no desentonaba en emociones y atención.Y llegó el gol. Pelotazo largo, la peina Avalos y Sava le gana el lugar a Lussenhoff. El defensor lo manoteó, penal y el Sava le reventó el arco a Ojeda. La ventaja para Racing no era para arrojar manteca al techo, pero le servía para acomodar las fichas y apostar a la contra. Pero los minutos finales fueron semblanteando el Racing que se venía, acovachado cada vez más cerca de Hilario. Ortega de tiro libre y Falcao en una buena aparición le sacaron astillas al empate.En el segundo tiempo Passarella mandó al ruedo a Alexis Sánchez y apareció la velocidad y la presencia de River en ataque. No es que lo pasó por arriba, pero entre Racing que el único recurso que demostraba era el pelotazo para los dos deltanteros y las ganas de River, el partido se fue inclinando para un sólo lado. Ruben de cabeza, Falcao de derecha y Rosales de palomita, saborearon el peligro de gol.Sin embargo, a diez del final, Lussenhoff le dio esperanzas al equipo del “Kaiser” gracias a su cabezazo goleador.Racing se acordó que lo podía ganar, aunque ya tenía un solo delantero en la cancha, pero ni con esa corrida de Arrieta que frenó Ojeda, ni con esa aparición de Bottinelli que se olvidó de apuntarle al arco. Lo hubiera ganado River si tuviera un 9 eficaz. Lo hubiera liquidado Racing si su entrenador (otra vez) no se amparaba en una barricada. El hambre de uno, las ganas de comer de otro y un plato a la deriva...